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Entrevista en OPIS de Dow Jones: Eduardo del Valle, gestor del Banco de Hábitat de Aguadulce de Terrasos.
Este artículo se basa en la entrevista realizada por el periodista Humberto Rocha a Eduardo del Valle, publicada originalmente en el Biodiversity Market Report de OPIS, un servicio de Dow Jones. Consulta el informe completo en: Biodiversity Market Report. Más sobre el autor: Humberto Rocha en LinkedIn.
Eduardo del Valle ha acompañado durante 12 años a Terrasos, una firma colombiana especializada en servicios ambientales, contribuyendo a la creación de los primeros bancos de hábitat en el país: espacios diseñados para canalizar inversiones en la conservación y recuperación de la biodiversidad.
Sin embargo, en algún momento se preguntó si no existiría una manera más directa de proteger el medio ambiente. ¿Y si iniciaba su propio proyecto de créditos de biodiversidad?
Una historia con raíces familiares
Hace más de 100 años, entre 1920 y 1922, los bisabuelos de su esposa, Athenea, adquirieron unas 700 hectáreas de tierra en el departamento de Cundinamarca, cerca de Bogotá. Buena parte de ese terreno fue destinado al cultivo de café y cacao, dos especies que crecen bien juntas: el café necesita sombra, mientras el cacao se desarrolla en árboles.
Entre 2018 y 2021, Del Valle y su familia negociaron la recompra de tantas hectáreas como fue posible a los propietarios que las habían adquirido previamente. “Entendí que para iniciar este proyecto de biodiversidad, debía recuperar la tierra”, comentó Del Valle, actual miembro de la junta directiva de Terrasos. “No heredamos nada, cada centímetro nos costó. Y eso es lo que le da sentido a nuestro proyecto de vida. Somos custodios de esta tierra para las futuras generaciones”.
Un banco de hábitat vivo
Las 124 hectáreas que Del Valle logró recomprar se convirtieron en el Banco de Hábitat de Aguadulce, cuyas ofertas de créditos de biodiversidad son gestionadas por Terrasos. Es, además, el único banco de hábitat en Colombia que cuenta con un vivero de plantas y árboles registrado ante el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).
El banco abarca dos ecosistemas distintos: bosque seco tropical y bosque húmedo premontano. Dos mundos aparentemente opuestos que coexisten y forman un corredor ecológico para cientos de especies, como el ocelote y el yaguarundí, dos felinos con dietas distintas pero capaces de convivir en este entorno.
Allí trabajan dos guardabosques de tiempo completo: Julio y Marino. Del Valle comenta con humor que, debido a la diversidad climática, uno puede decir que está lloviendo mientras el otro afirma lo contrario.
Por ahora, considera que las 124 hectáreas son suficientes, dado que la oferta de créditos de biodiversidad aún supera ampliamente la demanda. Pero espera que eso cambie pronto, a medida que más empresas comprendan su dependencia e impacto sobre la naturaleza.
Restauración, conservación y producción
El banco de hábitat de Aguadulce combina múltiples enfoques: zonas dedicadas exclusivamente a conservación, otras a restauración, recuperación de cafetales y desarrollo de ecoturismo.
Terrasos y Del Valle han confiado en la experiencia de sus dos guardabosques —uno de ellos con herencia indígena y formación como cazador— para identificar y monitorear la fauna del banco, un esfuerzo que se ha ampliado gracias al uso de cámaras trampa.
“Estamos trabajando con Terrasos en una nueva fase para crear mapas de calor que nos permitan seguir el movimiento de las especies dentro del banco y entender por qué eligen ciertos trayectos”, explicó Del Valle.
El Banco de Hábitat de Aguadulce tiene un registro de 30 años, lo que proyecta su operación más allá del año 2050. Para entonces, Del Valle espera que las áreas en restauración se hayan consolidado como ecosistemas de conservación, que el proyecto haya mejorado la calidad de vida de quienes han pasado por él y que continúe siendo un territorio de producción orgánica de café.
Cambios climáticos, cambios de estrategia
El manejo simultáneo de dos ecosistemas y la adaptación al cambio climático se han convertido en una tarea absorbente. Las transiciones entre estaciones son cada vez más intensas y repentinas.
Entre marzo y mayo de este año, las lluvias fueron superiores a lo esperado, mientras que el periodo seco del año anterior fue uno de los más extremos registrados.
Durante la sequía, la temperatura dentro del bosque puede ser hasta cinco grados Celsius más baja que en las zonas abiertas, pero esa variabilidad pone a prueba los calendarios de siembra.
El año pasado, el calor extremo secó los semilleros, obligando a Del Valle a resembrar.
Biodiversidad cerca de Bogotá
Para Mauricio Serna, líder comercial de inversiones voluntarias en Terrasos, la cercanía del Banco de Aguadulce a Bogotá (a unos 150 kilómetros) es estratégica. Las empresas con sede en la capital tienen un interés activo en generar impactos positivos cercanos a sus operaciones, comentó a OPIS.
Terrasos también ha recibido inversiones en sus créditos de biodiversidad, conocidos como Tebu, por parte de empresas y organizaciones internacionales como la Solana Foundation, con sede en Suiza.
Serna cree que si las compañías locales y nacionales logran desarrollar portafolios sólidos de inversión en biodiversidad, estos podrían escalar a nivel regional y atraer más inversionistas extranjeros interesados en proyectos latinoamericanos.