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El renacer del Bosque Seco Tropical: La historia del Banco de Hábitat Mata de Lata
El sol abrasador de Valledupar cubre con su luz dorada las 710 hectáreas del Banco de Hábitat Mata de Lata, un territorio donde la resiliencia de la naturaleza desafía las adversidades del tiempo. Ubicado en el suroccidente de Valledupar, este ecosistema enfrenta el reto de la restauración en un país donde el Bosque Seco Tropical ha sido reducido a menos del 8% de su extensión original.
Aquí, donde las estaciones secas pueden durar meses y la vida depende de su resistencia al calor y la escasez, Orlando Contreras recorre los senderos con la mirada atenta y la determinación de quien entiende la fragilidad de este territorio. "Yo sé lo que es ver el bosque arder y no poder hacer nada", dice, con la voz grave de quien se ha enfrentado al fuego cara a cara.
Orlando es uno de los guardianes del BH Mata de Lata, pero su vínculo con esta tierra es más antiguo que su trabajo en Terrasos. Creció en la región, aprendió a leer el paisaje con los ojos de la experiencia, y ha sido testigo de los cambios que la han puesto en riesgo.
"Aquí, en verano, todo es seco. Parece un desierto. Pero cuando llueve, todo reverdece y uno se acuerda de que el bosque sigue vivo", comenta, mientras señala los primeros brotes que germinan especies nativas como quebracho, corazón fino, sangregado y roble.
Hace dos años, Orlando vivió uno de los episodios más duros de su vida. Un incendio forestal se desató en las tierras de este Bosque Seco en una de las fincas aledañas a Mata de Lata, consumiendo hectáreas de vegetación en cuestión de horas.
Este tipo de incendios son una amenaza constante en los Bosques Secos Tropicales, ya debilitados por la deforestación, el sobrepastoreo y la fragmentación. Sin árboles ni cobertura vegetal suficiente, el suelo pierde su capacidad de retención de agua, volviéndose aún más vulnerable al fuego.
Un Banco de Hábitat que reverdece.

El Banco de Hábitat Mata de Lata, con 710,35 hectáreas de extensión, no solo busca recuperar este ecosistema, sino también crear un modelo sostenible que involucre a las comunidades en su restauración. Gracias a una inversión estratégica del Fondo de Neutralidad de Degradación de la Tierra (LDN), liderado por la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (UNCCD) y gestionado por Mirova, Terrasos podrá expandir su impacto, alcanzando 6,000 hectáreas adicionales en Bancos de Hábitat en todo el país.
Este esfuerzo no solo significa reforestar, sino devolverle la vida a un ecosistema completo: Recuperación de corredores biológicos para especies en riesgo. Protección de fuentes hídricas como el río Las Lajas. Involucramiento de comunidades locales en el manejo del territorio.
Mientras Orlando nos cuenta sobre la identificación de árboles semilleros donde apenas germinó de un lote de semillas de papayote que protege con paciencia y dedicación para dar inicio a su propagación."Ahora esas semillas son las que estamos sembrando aquí" dice, con una sonrisa que mezcla orgullo y esperanza.
Para él, cada árbol plantado es una victoria contra el tiempo y contra el olvido. Porque si algo le ha enseñado este bosque es que, aunque el fuego arrase con todo, la vida siempre encuentra una manera de regresar.